Constantemente deprimidos.
Emocionalmente heridos.
Ligeramente reservados.
Desesperados por amor.
Desesperados porque alguien los salvara.
No; Ray no era de esos, y no tenía las habituales conductas neuróticas y psicóticas que solían encender mi imaginación, mi curiosidad, mis fantasías de rescate; que me impulsaban a rasgar el velo de la psique del hombre amado para descubrir al monstruo solitario que se ocultaba debajo.
*de “Fauna Conyugal” (Laura Zigman).
1 comentario:
dáte la oportunidad de desentumecerte, haz el favor.
te vale un beso?
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